sábado, 13 de enero de 2007

Espada de Damocles que amenaza a la Humanidad.


La polución generada en los dos últimos siglos, la concentración de gases en la atmósfera terrestre y la perforación de la capa de ozono serían algunas de las causas que han generado abruptas modificaciones del clima en nuestro planeta
Los abruptos cambios climáticos registrados en los últimos tiempos se han convertido en una de las grandes preocupaciones de la humanidad. Este fenómeno es el resultado, según estudios científicos, del aumento de concentraciones de gases invernadero tales como el dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos (Houghton et al., 1990, 1992).
Explican los entendidos, que estos gases atrapan una porción creciente de radiación infrarroja terrestre y se espera que harán aumentar la temperatura planetaria entre 1,5 y 4,5 °C y esto se conoce como el Efecto Invernadero.
Se estima que los patrones de precipitación global y corrientes marinas también se alteren. Aunque existe un acuerdo general sobre estas conclusiones, hay una gran incertidumbre con respecto a las magnitudes y las tasas de estos cambios a escalas regionales.

Calentamiento global
La temperatura media de la tierra se viene calentando desde 1840, coincidiendo con el inicio de la revolución industrial. No obstante, no se puede establecer una relación de causa efecto, ya que la atmósfera no reacciona tan rápidamente.
Sólo hay que observar que el verano comienza cuando el sol está más alto sobre el horizonte (durante todo el verano desciende) y ocurre que el sol alcanza su máxima altura en mitad del verano.
Desde 1840 también ha habido un período más frío (1950-1970), sin llegar a ser tan frío como en los años de la pequeña edad de hielo. Desde entonces el calentamiento ha sido continuo.
Normalmente se atribuyen estos cambios a la intervención antrópica en el planeta, a su capacidad para transformar el medio, pero no está tan claro como pudiera parecer. En este sentido, ciertos grupos ecologistas han soliviantado el debate con el propósito de atraer las voluntades a sus posturas.
En los años 70 del siglo XX, durante el período de frío relativo, la teoría más aceptada era la del enfriamiento global que nos llevaría a una nueva glaciación. La idea era que la contaminación obscurecía el brillo del sol y dificultaba la llegada de la radiación. Estaban en boga, entonces, los modelos del invierno nuclear, que surgieron durante la guerra fría.
Durante los años 80 comenzó a estar claro que había comenzado un periodo más caliente, así que el debate se trasladó hacia el calentamiento global que nos llevaría, en breve a un planeta invivible en el que hervirían los océanos, lo cual era muy exagerado.
Para explicar el calentamiento global se comenzó a echar la culpa a diversos fenómenos: la deforestación, la contaminación de la atmósfera, el agujero de la capa de ozono, y a El Niño, entre otros.
Lo peor es que cada uno de esos fenómenos eran capaces por sí solos de producir el cambio del clima global y de una manera inmediata. Evidentemente, esto también es una exageración. Todos ellos contribuyen, en alguna medida, al calentamiento global actual (indudable), pero aún hay que determinar en qué medida y cuál es la inercia de la atmósfera para mostrar su influencia, y la capacidad del planeta para contrarrestar esos fenómenos. Puede ser que el calentamiento actual no se deba a ninguno de esos fenómenos y que la influencia de estos aún esté por mostrarse.
El problema es que hasta hoy se desconoce el por qué de este calentamiento, ni en qué medida la acción del hombre contribuye a ello. Además, hasta el momento, no ha habido una redistribución de los climas zonales, sino que los climas han tenido ciclos más cálidos y más secos, o más húmedos, según los casos; pero siempre dentro de los umbrales máximos y mínimos de cada clima.
En épocas históricas ya ha habido períodos más cálidos y más fríos sin que esto ocurra. Además, de la misma manera que no sabemos por qué se está calentando el clima, tampoco sabemos si volverá a enfriarse. Y es que el clima de la Tierra cambia naturalmente.
El calentamiento actual parece indudable, ya que se pueden ver sus efectos: el avance del desierto, las sequías recurrentes, la irregularidad de los monzones, el aumento de los meteoros catastróficos, el retroceso de los glaciares, el deshielo de los inlandsis, el aumento eustático del nivel del mar, etc.
En el año 2000 el polo Norte se cuarteó y apareció un gran lago. Sin embargo esta afirmación se basa en datos indirectos. También ha habido progresión de ciertos glaciares, y las mediciones de las estaciones meteorológicas diseminadas por todo el mundo no ratifican el calentamiento de manera definitiva.

2007, el más caliente
La oficina de meteorología británica informó recientemente que el 2007 se dispone a ser el año más caluroso que ha habido, por causa del fenómeno de El Niño y al calentamiento global.
La oficina meteorológica dijo que la combinación de estos factores probablemente elevaría las temperaturas medias este año por encima del récord establecido en 1998 y que los diez años más calurosos del mundo se han producido desde 1994, según un registro de temperaturas que se remonta a un siglo y medio.
La oficina de meteorología estima que la temperatura media mundial fuera 0,54 grados Celsius superior a los 14,0 grados de temperatura media a largo plazo del periodo 1961-1990.
Los expertos dicen que esto causará que se derritan los casquetes polares, se incremente el nivel del mar y los patrones climáticos cambien, lo que acarreará inundaciones, hambrunas y violentas tormentas que pondrán en peligro millones de vidas.

Niños problemáticos
El fenómeno El Niño se desarrolla cuando la fase negativa de la Oscilación del Sur alcanza niveles significativos y se prolonga por varios meses. El efecto más notorio de la presencia de El Niño es el aumento de la temperatura superficial del mar en el pacífico ecuatorial, que en los casos más extremos puede superar en 4°C el valor medio climatológico en algunas regiones específicas.
Los principales factores que contribuyen a este aumento es el transporte hacia el Este de las aguas relativamente cálidas que se localizan frente a Oceanía y la menor aparición de aguas profundas relativamente más frías a lo largo del Ecuador como resultado del debilitamiento de los vientos alisios.
En la región cercana a Oceanía al oeste de 180° de longitud, donde la temperatura de la superficie del mar es más alta, se desarrolla gran nubosidad y precipitación.
El desplazamiento hacia el Este de las aguas más calientes durante el fenómeno El Niño contribuye a un desplazamiento en esa dirección del núcleo de nubosidad y precipitación más intensa, lo cual provoca graves sequías en Indonesia y el norte de Australia.
El fenómeno La Niña se desarrolla cuando la fase positiva de la Oscilación del Sur alcanza niveles significativos y se prolonga por varios meses, y se caracteriza por tener condiciones anómalas esencialmente opuestas a las de El Niño:
Durante La Niña, los vientos alisios anormalmente intensos ejercen un mayor efecto de arrastre sobre la superficie del océano aumentando la diferencia de nivel del mar entre ambos extremos del Pacífico ecuatorial. De este modo el nivel del mar disminuye en las costas de Colombia, Ecuador, Perú y norte de Chile y aumenta en Oceanía.
Como resultado de la intensificación de la aparición de aguas relativamente frías a lo largo del Ecuador, la temperatura superficial del mar disminuye por debajo del valor medio climatológico. La presencia de aguas relativamente más frías en este sector constituye la evidencia más directa de la presencia del fenómeno La Niña. En general las máximas anomalías térmicas negativas son de una magnitud inferior a las que se registran durante los episodios El Niño.

Efectos en la región America del Sur.
En América del Sur las regiones afectadas por excesos pluviométricos durante los eventos El Niño son la región costera del sur de Ecuador y norte de Perú, la región central de Chile durante el invierno y el sur de Brasil, Uruguay, sur de Paraguay y el noreste de Argentina.
Por otra parte la ocurrencia de estos eventos suele asociarse con déficit pluviométrico en el sector norte, particularmente en las Guyanas y regiones aledañas, en la región andina de Colombia y Venezuela, en el Altiplano y en el noreste de Brasil.
Durante los años de La Niña, prevalecen sequías pronunciadas a lo largo de la costa oeste de América del Sur, desde Ecuador hasta el sur de Chile. Las regiones de la cuenca del Río de la Plata experimentan bajas temperaturas invernales y poca precipitación en otoño e invierno. Al contrario, llueve abundantemente en toda la cuenca del Amazonas, en el este de Ecuador, Colombia, Venezuela y las Guyanas. La costa caribeña del continente también registra alta pluviosidad durante los años con La Niña.

Fuentes: www.greenfacts.org

www.monografias.com

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