
Además de estragos ecológicos, en términos económicos, el calentamiento de la tierra podría detonar una crisis económica mundial más profunda que la depresión del 29.
Para Suiza están en riesgo todo el turismo y deportes alpinos, así como la crianza de animales, entre otras actividades.
La ciencia dio su veredicto hace más de 15 años: el clima global se verá fuertemente alterado en el siglo XXI debido a la irrefrenable emisión de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono y metano, entre otros).
Estas emisiones derivan de un uso indiscriminado de combustibles fósiles como el petróleo, carbón o el gas, que –técnicamente- atrapan radiaciones infrarrojas terrestres que amenazan con aumentar entre 2 y 4,5 grados la temperatura del planeta.
Consecuencia: intensificación de catástrofes naturales, extinción de infinidad de especies vegetales y animales, multiplicación de enfermedades infecciosas tropicales, inundaciones en las costas, derretimiento de glaciares, y por otra parte, sequías.
Riesgos que globalmente son conocidos a escala internacional como efectos del 'cambio climático', un tema que ocupa a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde principios de los 90, y un asunto al que Suiza enfocó todas sus baterías en el 2006 que concluye.
Protocolo de Kyoto
Los riesgos aparejados al calentamiento global alcanzaron tal nivel a finales del siglo XX que ya no hubo espacio para la indiferencia de los gobiernos, empresas y ciudadanos.
Nuevamente, de acuerdo con datos oficiales de la ONU, de continuar el mismo nivel de emisión de gases de efecto invernadero en el mundo, durante este siglo se registrarán estragos climáticos equivalentes a los registrad
os durante los últimos 10.000 años.
De ahí que en 1997 se reunieran en Kyoto, Japón, representantes de 140 países para buscar soluciones. En este encuentro, 35 naciones industrializadas, Suiza y la Unión Europea (UE) entre ellas, se comprometieron a reducir las emisiones de gases contaminantes.
Y países desarrollados como Estados Unidos (el principal emisor de los gases nocivos) y Australia se negaron a suscribirse al protocolo.
Pese a ello, entró en vigor en febrero del 2005 y, al menos bajo su formato actual, expira en 2012 sin que sea claro que sus logros serán evidentes.
Sobre el asunto, Greenpeace Suiza asegura que "el único camino ahora es enmendar y comenzar a sacar provecho de energías verdes insuficientemente explotadas como la cólica, solar, hidráulica, geotérmica y la de biomasa, que son perfectamente viables en términos técnicos y económicos".
El costo económico
Lo más relevante es sin duda el costo ecológico del abuso en la emisión de gases. Y sobre este tema existe una amplia bibliografía.
Los daños económicos comienzan apenas a visualizarse y cuantificarse.
De continuar al ritmo actual el cambio climático, el mundo se expone a una crisis económica más aguda aún que la legendaria depresión de 1929 cuyas secuelas se arrastraron durante una década.
Una advertencia que fue lanzada hace un par de meses (11.10) por Nicholas Stern, ex economista en Jefe del Banco Mundial y funcionario del gobierno británico, quien colocó el dedo en la llaga al presentar su Informe Stern.
En dicho documento afirma que los gobiernos aún están a tiempo para tomar medidas urgentes y les aclara que sin ellas, el impacto económico del cambio climático podría alcanzar entre 15 y 20% del PIB mundial.
Sólo para ubicarnos en la magnitud de este hecho, y tomando como referencia datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), sería el equivalente a eliminar de un plumazo a todas las economías de Europa.
Stern detalla asimismo que reducir las emisiones de CO2 en el aire implica inversiones por apenas el equivalente al 1% del PIB, por lo que no merece la pena siquiera plantearse la disyuntiva. Hay un solo camino a seguir.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estima, por su parte, que desastres naturales previsibles, como el derretimiento parcial de Groenlandia, provocarían que el nivel de los mares aumente unos 6 metros en promedio, suficiente para desaparecer (bajo el agua) a Shangai, Holanda, B
angladesh y parte de Manhattan.
El asunto será prioridad en 2007 y un nuevo debate de envergadura sobre el calentamiento global tendrá lugar en el Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza, en enero próximo.
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