
En Guayaquil, en las mañanas, los termómetros marcan hasta 40° C. El sol es intenso y aún no se registran lluvias fuertes. Este cambio atmosférico se produce por la llegada de la estación invernal y del fenómeno de El Niño, en su etapa madura.
Según Mario Palacios, director de Asuntos Científicos de la Comisión Permanente del Pacífico Sur, el calentamiento global incide en la llegada periódica del fenómeno. Este produce que las masas de aguas cálidas que se desplazan desde el océano Pacífico oriental lleguen a las costas de Colombia, Ecuador, Perú y Chile.
“El agua caliente aumenta la temperatura del ambiente. Y ya es evidente que crece el calor”.
El comandante Mario Proaño, director del Instituto Oceanográfico de la Armada, cree que el fenómeno es moderado, es decir, que las lluvias se presentarán de 150 a 180 por ciento más de lo normal. Y los meses de mayor precipitación serán febrero y marzo.
“El fenómeno es moderado, a diferencia del de 1998, cuando el nivel de precipitación fue 900 por ciento más de lo normal”.
Para Palacios, el cambio climático trae consecuencias. Si llueve habrá proliferación de los mosquitos y de las enfermedades vectoriales. Y las altas temperaturas influirán en el hábitat de los peces, algunos no pueden vivir así y prefieren emigrar.
(El comercio)
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